Lecturas en Bartolomeo recibió a Vela al Viento con calidez, respeto y una buena cantidad de público.
La idea era festejar los dos años de la editorial con algunos de los autores publicados y, como todo cumpleaños, una excelente excusa para juntarnos y reafirmar los lazos que los libros, la poesía y el afecto crearon a partir de una tarea compartida.
Y así fue. La calidez de Daniel Grad (como siempre) hizo de la noche un lugar donde anidaron los abrazos. La poeta Corina Moscovich –que para estar se vino desde Rosario como la buena amiga que es- abrió las lecturas con su poesía irreverente y profunda, tanto poemas de Vía Remington como algunos inéditos. También nos acercó la buena nueva de una antología rosarina de gran nivel como lo es 19 de fondo, en donde se destacan –además de Corina- Beatriz Vignoli, Alicia Salinas, Fabricio Simeoni, Pablo Crash Solomonoff, Mercedes Gómez de la Cruz, María Paula Alzugaray, Fernando Marquínez y Federico Tinivella, entre otros.
Festejamos con la narrativa de Mercedes Sáenz en esa noche inolvidable. Mercedes brilló con sus cuentos No potrillo pampa, Decir cómo decir que, y Si viera Usté, todos pertenecientes al libro que editamos, filos de lata. El clima en Bartolomeo era el ideal para escuchar los cuentos: la penumbra, el silencio, las velas danzando sobre las mesas de madera y los ojos de los oyentes presos de las imágenes y escenas de cada uno de ellos.
La poesía de Nilda Barba nos acarició. Los poemas elegidos fueron precisos, bellísimos, profundos, “filopoesía” como alguien los calificara hace muy poquito tiempo. La fibra íntima volvió a vibrar allí y la emoción y la alegría de reencontrarnos con la poesía de ¿por qué me gusta tanto?, ese maravilloso libro-arte del que tanto nos enorgullecemos de haber editado con Vela al Viento.
Yo también. Rubén Gómez, el poeta, también leyó. Leí mis poemas que también voy a editar con Vela, por supuesto.
Y el poeta y editor Renato Sandoval también sumó su voz, tan peruana, tan singular, a una noche fantástica. Poemas que refieren a definiciones de Dios, como si esto fuera posible, como si la definición de Dios fuera posible, como si la poesía pudiera.
Y entonces hablamos de palabras y poesía, de poetas y de libros. Y Daniel Grad tuvo la excelente idea de también hacer partícipes de la celebración a dos poetas editadas por Vela al Viento: Isabel Krisch (con dos poemas leídos por Corina y Mercedes de su libro Apenas una línea, roja) y Viviana Santamarina (con dos poemas leídos por Nilda Barba y Rubén Gómez, de su libro Lágrima demorada).
Y así fue. La calidez de Daniel Grad (como siempre) hizo de la noche un lugar donde anidaron los abrazos. La poeta Corina Moscovich –que para estar se vino desde Rosario como la buena amiga que es- abrió las lecturas con su poesía irreverente y profunda, tanto poemas de Vía Remington como algunos inéditos. También nos acercó la buena nueva de una antología rosarina de gran nivel como lo es 19 de fondo, en donde se destacan –además de Corina- Beatriz Vignoli, Alicia Salinas, Fabricio Simeoni, Pablo Crash Solomonoff, Mercedes Gómez de la Cruz, María Paula Alzugaray, Fernando Marquínez y Federico Tinivella, entre otros.
Festejamos con la narrativa de Mercedes Sáenz en esa noche inolvidable. Mercedes brilló con sus cuentos No potrillo pampa, Decir cómo decir que, y Si viera Usté, todos pertenecientes al libro que editamos, filos de lata. El clima en Bartolomeo era el ideal para escuchar los cuentos: la penumbra, el silencio, las velas danzando sobre las mesas de madera y los ojos de los oyentes presos de las imágenes y escenas de cada uno de ellos.
La poesía de Nilda Barba nos acarició. Los poemas elegidos fueron precisos, bellísimos, profundos, “filopoesía” como alguien los calificara hace muy poquito tiempo. La fibra íntima volvió a vibrar allí y la emoción y la alegría de reencontrarnos con la poesía de ¿por qué me gusta tanto?, ese maravilloso libro-arte del que tanto nos enorgullecemos de haber editado con Vela al Viento.
Yo también. Rubén Gómez, el poeta, también leyó. Leí mis poemas que también voy a editar con Vela, por supuesto.
Y el poeta y editor Renato Sandoval también sumó su voz, tan peruana, tan singular, a una noche fantástica. Poemas que refieren a definiciones de Dios, como si esto fuera posible, como si la definición de Dios fuera posible, como si la poesía pudiera.
Y entonces hablamos de palabras y poesía, de poetas y de libros. Y Daniel Grad tuvo la excelente idea de también hacer partícipes de la celebración a dos poetas editadas por Vela al Viento: Isabel Krisch (con dos poemas leídos por Corina y Mercedes de su libro Apenas una línea, roja) y Viviana Santamarina (con dos poemas leídos por Nilda Barba y Rubén Gómez, de su libro Lágrima demorada).
Los amigos de siempre y los nuevos, los que a partir de esa noche ya son amigos, los que siempre apostaron al proyecto editorial, los que no creían en él pero también apoyaron, todos desfilaron esa noche, in situ o en algún recuerdo que la memoria con sus artimañas suele gatillar sin que podamos evitarlo.
Para resumirlo: fue un feliz cumpleaños.
Para resumirlo: fue un feliz cumpleaños.
1 comentario:
Gracias por estos textos que escribis en las presentaciones, en las charlas o en las lecturas. Tu profesionalismo y el afecto de tus palabras hace que tanto los que participan en ellos cómo los invitados pasen momentos espectaculares. Y con la particularidad de darle a cada evento siempre un tono y un toque diferente, siempre cálido y cuidado. Un abrazo para vos y otro para Nilda. Impecable el 33 de envido ganado en primera mano. Merci
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