jueves, 27 de agosto de 2009

Vela al Viento en el VIII Encuentro de Poetas “Junín 2009”

Nuevamente, como en 2008, poetas editados por Vela al Viento participarán del Encuentro de Junín que organiza Movimiento Poesía de la mano de Claudio Portiglia.
Este año Nilda Barba, Isabel Krisch y Rubén Gómez estarán presentes.
Es notable la presencia de amigos queridos y talentosos como Rolando Revagliatti, Emilce Strucchi, Jorge Ariel Madrazo, Ana Guillot, Jorge Paolantonio, Graciela Wencelblat, Beatriz Schaeffer Peña, Marta Cwielong, Javier Magistris, Alejandra Mendez, Claudio Lomenzo, Sergio Gioachini, Florencia Lo Celso, Patricia Sibar, y tantos más...
Publicamos el programa de actividades para quienes estén cerca.
Celebración del encuentro en la poesía.

Programa de actividades

Viernes 25
Sede: MUMA / V Feria Regional del Libro. 7 minutos de lectura por participante.

17,00 hs. Bienvenida / Anticipo: Claudio Portiglia.
17,05 hs. Mesa 1: Leen: Rubén Américo Liggera, Nilda Barba, Rolando Revagliatti, Juan José Mendoza.
17,35 hs. Mesa 2: Leen: José Luis Visconti, Susana Griffin, Juan Carlos Salman
18,00 hs. Mesa 3: Leen: Silvio De Gracia, Emilce Strucchi, Javier Robledo.
18,25 hs. Mesa 4: Leen: Patricia Carini, Jorge Ariel Madrazo, Ana Guillot, Jorge Paolantonio.


Sede: Sociedad Española. 10 minutos como máximo de lectura por participante.

20,00 hs. Apertura oficial del VIII Encuentro de Poetas “Junín 2009”; Claudio Portiglia
20,10 hs. Mesa 5: Leen: Graciela Wencelblat, Héctor Berenguer, Beatriz Schaefer Peña.
20,40 hs. Mesa 6: Leen: Marta Cwielong, Javier Magistris, Alejandra Méndez, Osvaldo Ballina.
21,20 hs. Homenaje a Marcelo Alonso, por Enrique Scarpatti (10´)


Intermedio: de 21,30 a 21,50 hs. Refrigerio / Intercambio de material.

21,50 hs. Mesa 7: Leen: Claudio Lo Menzo, Nancy Cánepa, Sergio Gioacchini
22,20 hs. Mesa 8: Leen: Florencia Lo Celso, Enrique Scarpatti, Patricia Sibar.

Sábado 26

Sede: Sociedad Española. Por la mañana. 10 minutos como máximo de lectura por participante.

11,00 hs. Homenaje a Daniel Muxica, por Rodolfo Álvarez (15´)
11,15 hs. Mesa 9: Leen: Hugo Hoyos, Piero De Vicari, Patricia Carini, Juan Carlos Salman
11,55 hs. Mesa 10: Leen: Emilce Strucchi, Silvio De Gracia, Nilda Barba, Juan José Mendoza. 12,35 hs. Mesa 11: Leen: Javier Robledo, Rubén Eduardo Gómez, Sergio Giuliodibari, Rolando Revagliatti.

Sede: MUMA / V Feria Regional del Libro. 7 minutos de lectura por participante.

17,00 hs. Mesa 12: Leen: Héctor Berenguer, Graciela Wencelblat, Hugo Hoyos.
17,25 hs. Mesa 13: Leen: Nancy Cánepa, Javier Magistris, Florencia Lo Celso, Sergio Gioacchini.
17,50 hs. Mesa 14: Leen: Enrique Scarpatti, Marta Cwielong, Claudio Lo Menzo.
18,15 hs. Mesa 15: Leen: Alejandra Méndez, Claudio Portiglia, Beatriz Schaefer Peña, Osvaldo Ballina.


Sede: Sociedad Española. Por la noche. 10 minutos como máximo de lectura por participante.

20,00 hs. Mesa 16: Leen: José Luis Visconti, Alda Salzarulo, Rubén Américo Liggera.
20,30 hs. Mesa 17: Leen: Darío Lobato, Ana Guillot, Roberto Glorioso.
21,00 hs. Mesa 18: Leen: Susana Griffin, Jorge Ariel Madrazo, Isabel Krisch

Intermedio: de 21,30 a 21,50 hs. Refrigerio / Intercambio de material

21,50 hs. Mesa 19: Leen: Rodolfo Álvarez, María Julia Magistratti, Jorge Paolantonio.
22,20 hs. Mesa 20: Leen: Paula Yende, Aldo Novelli, Liliana Campazzo

Cena de los poetas: a partir de las 23,15 hs.


Domingo 27


Sede: MUMA / V Feria Regional del Libro. 7 minutos de lectura por participante.

16,00 hs. Homenaje a José Carlos Gallardo, por Silvia Poggi (20´)
16,20 hs. Mesa 21: Leen: Piero De Vicari, Alda Salzarulo, Sergio Giuliodibari, Isabel Krisch.
16,50 hs. Mesa 22: Leen: Liliana Campazzo, Darío Lobato, María Julia Magistratti, Aldo Novelli.
17,20 hs. Mesa 23: Leen: Rubén Eduardo Gómez, Roberto Glorioso, Patricia Sibar, Rodolfo Álvarez.

17,50 hs. Cierre del Encuentro. Claudio Portiglia


Sedes:
MUMA “Ángel María de Rosa”, Roque Sáenz Peña 141, tel. 02362 - 443047
y Sociedad Española de SS. MM., Narbondo 32, tel. 02362 - 422328

miércoles, 26 de agosto de 2009

Lo que son las cosas - "Cartonpoint 1"

Las palabras de Víctor Redondo me eximen de hablar del libro, y para esta parte de la presentación pensé en contarles una historia. Una historia que tiene que ver con el sueño de que este libro tuviera imágenes interiores. Pese a que hoy lo ven solamente con sus poemas en el interior, fue pensado como un libro con imágenes. Quiero contarles sobre lo que pasó con ellas.
Cuando tuve el libro listo y ya sabía que se iba a llamar LO QUE SON LAS COSAS, pensé en que era un libro que contenía buenas imágenes con las que un artista plástico, un diseñador, o un fotógrafo podría trabajar muy bien.
Además, en la contratapa del libro, el escritor y amigo Jorge Spíndola, cita a Italo Calvino que dice: “El hombre camina días enteros entre los árboles y las piedras. Raramente el ojo se detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como el signo de otra”.
Con ese aliciente me animé. Revisé mis contactos durante varios días y realicé varios listados conteniendo posibles convocados a semejante tarea.
Llamé por teléfono a un amigo mío que, en este caso reservaré la identidad, para pedirle asesoramiento, ya que era mejor si llegaba a estos artistas de la mano de un artista plástico. Le expliqué el proyecto y me dijo:
- Andá a verlo a Pedro, de parte mía… otra que Alonso! – me dijo. Recordé las obras de Carlos Alonso y me emocioné.
Fui hasta la casa de Pedro, le conté lo que quería, también de mis libros anteriores y de todos los lugares a donde había llegado de la mano de la poesía. Y entonces me dijo:
- Mirá lo que son las cosas, che… Y ¿de qué trata el libro?
Y me mató. Me quedé pensando. ¿Se puede resumir un libro de poemas? ¿Se puede reseñar al menos, un libro de poemas? No sé. Tal vez se pueda traducirlo de alguna manera al propio lenguaje o vibración interna. Dí algunas vueltas para no decir nada, y me quedé pensando en la pregunta. ¿Cuál es el tema del libro? ¿Sobre qué?
- “Mirá lo que son las cosas”, me dije, no lo había pensado desde ese lugar.
Pedro levantó las cejas, me miró con los ojos extrañados y juntó los labios mientras asentía.
Y seguí contándole que el libro está dividido en varias partes. La primera se llama Lo que hay, y en ella encontramos algunas de las cosas que somos: un piso detenido en una fría estación, una lluvia que lava urgencias, la piel que se acomoda en el tiempo en que cae una lágrima, una raya al costado detenida antes de la despedida, un paso que maldice al olvido, un cielo sostenido y leí (CIELO)

Hay que levantar la vista
Ver el cielo cortado
Cientos de cordones cables hilos
La mirada no lo abarca sino en parcelas
Cielo alambrado

Es imposible que este cielo
- decía la abuela –
se nos caiga encima

Cuando levanté la vista, Pedro tenía en sus manos una lámina. Me contó que su abuela también decía que cuando el cielo estaba muy encapotado y con toda la amenaza de lluvia sobre la cabeza, que el cielo se nos caía encima. Y me mostró lo que había hecho.


- ¿Qué tul? – me dijo.
- Bien, gracias… un poquito literal, ¿no? – alcancé a balbucear. ¿La abuela del Perro Coraje?...
- Si, pega mucho con los pibes…
Mientras me contaba que tenía mucho trabajo como pintor de letras en los comercios del barrio, fui deslizándome hacia la puerta y huí con la lámina en mis brazos.





Llamé a mi amigo y le pedí explicaciones:
- ¿No querías uno que dibujara como Alonso? No sabés como la mueve en los picados… Otra que el Beto Alonso!!

Fui a ver a un afamado fotógrafo, Aldo Sessa. Pero allí hubo un problema de comunicación insalvable: El portero del edificio jamás me permitió contactarlo y me sugirió a un primo lejano que también hacía fotos muy buenas.
Nuevamente el mismo proceso. Le conté del proyecto y le leí el poema del ciruelo.


(CIRUELO)

hay un ciruelo en flor
la casa de juan carlos devuelve
la primavera mil cincuenta y ocho
noviembre de Rubén busca las maduras
poda la damasca ahuyenta a los gorriones
que picotean los higos que roban al sol
levanta la parra con alambres
juega con mateo
césped mientras el asado
sonrisas de mauro
tomamos un vino

el ciruelo de juan carlos espera
soles propicios sus rojos
rojos que no tendrá la rawson
mil cincuenta y ocho
demolida ausencia tierra hecha greda
sequía de otros abandonos
vaya uno a saber
qué ha sido de los ciruelos
mil cincuenta y ocho
vaya uno a saber
en manos de quién están

El fotógrafo se fue de la habitación sin mediar media palabra y regresó con tres fotos dispuestas sobre la lámina.










- ¿Y esto? – le dije.
- Yo sabía que le iba a gustar. Enseguida le cacé la onda. Yo hago fotos publicitarias.
- Pero me dijeron que usted sacaba fotos como Aldo Sessa…
- Ah, de ahí debe venir la confusión. Yo soy Aldo César. Aldo César Pereyra, fotógrafo publicitario para servirle

No encontraba al visualizador. No había caso.

¿Y si los poemas no fueran para las imágenes? Me preguntaba a mí mismo.

- Cuchemé… - dijo el fotógrafo publicitario – puedo dibujar también
Y bueno, perdido por perdido, me dije, probemos.
Le leí, viento

(VIENTO)

viento que sopla doble
aúlla arriba
golpea el pecho
para que escuche
baja el mentón
auuuuu ya
y sube
y el aullido más arriba
auuuuu ya
y la sonrisa espera
en el fondo
detrás de los ojos
la roja amarilis

Aldo sonrió con la idea de un viento-lobo. Y me dijo que el viento nos habita y que nos es inevitable, mientras dibujaba y dibujaba con sus lápices prestos. A simple vista parecía un experto. En pocos minutos me mostró su trabajo:









- ¿Qué le parece, Maestro? – me dijo - ¿tá bueno, no?





La idea no era mala pero seguía pareciéndome demasiado literal y no había ojos, ni amarilis…

Le hablé de un árbol con raíces de viento, las marcas que huellan el viento y también de un metro de romero que nos condimentaba el patio.

Y la tierra, claro, la tierra como palabras, como lenguaje del viento que somos.

(TIERRA)

tierra pasa con el viento
la tierra pasa
no importa el manijón las bisagras la llave
pasa la tierra al piso los muebles el pelo
y la boca
no hay caso
insiste pasa la tierra
habita la rutina del trapo la tierra
la escoba la tierra
pasa

Aldo asintió con gesto adusto. Hizo una pausa, se quedó pensando, miró hacia arriba como buscando la idea justa y entonces dibujó:




- ¿Qué es esto? – le dije asustado…
- Fácil –me dijo señalando cada parte- la tierra… pasa…





Tomé las láminas, saludé y me fui. ¿Qué iba a hacer?





Cacho tiene una verdulería. Si hay alguien que conoce gente es Cacho. Le conté de mis desventuras con las imágenes de mi libro.
Me dijo que fuera a ver a Rosita que era fotógrafa de la Policía hasta que se jubiló y después hacía cumpleaños de quince y casamientos.
Estaba frito, pero le hice caso.

Fui hasta lo de Rosita, me presenté y me animé a contarle mi libro, este libro que no puede resumirse. Le hablé de un camino que insiste, de una ruta que no sabe adonde llevar y la vuelta repetida, como si fuera un estigma del desconcierto.
Este compendio de ideas sobre las cosas que se hacen uno tiene una segunda parte que se llama LOS QUE SON y allí

(VEREDA)

hay una vereda rota siempre
prueba los tobillos siempre
rota siempre
un riacho circula baja discurre
por la avenida siempre
lleva un mensaje
un pucho siempre
quizás una pluma

un yuyo zonzo se subleva siempre
al cemento
se yergue con flor y todo
y no pide riego
ni que le hablen
ni más luz
ni una aspirina en el agua pide
ni que limpien sus hojas con leche
ni fertilizantes ni cenizas

su flor pide
que no arreglen la vereda

Rosita me habló entonces de la perseverancia y la constancia, dos puntales en la carrera policial. Se colgó la cámara al cuello, me dijo “Peremé un cachito” y volvió con la foto de la vereda:









- Esta la tenía de cuando hicimos el reclamo al intendente – me dijo.

No me disgustó.




Veredas rotas pueblan todos nuestros caminos.

Le dije que en esta parte del libro las huifas beben con los ojos, también que los ojos se dan vuelta, que siempre hay alguien ahí afuera, las voces que nos gritan, las sombras que laten y las carpas silenciadas por la indiferencia.
Hay una mujer
(SETENTA):

una mujer de más de setenta de pelo en saco
largo una manga la otra sostiene expedientes
es la izquierda y camina contra el tránsito
el ceño pollera larga blanca zapatilla
y la otra no

hay el semáforo que corta
y la mujer mira adentro de cada auto
cada butaca solo unos segundos
y vuelve a caminar

hay quien dice es municipal
otros que escapó del hospicio de los expedientes
y hay quien asegura que ella es quien se busca

en coche va una niña carabín
en coche va una niña carabín
hija de un capitán
carabirulí carabirulá

Rosita sonrió con la canción de su infancia.

Fue hasta el cajón de la cómoda y después de revolver un poco los papeles me trajo esta foto:


- Esta soy yo en el Juzgado – me dijo – Si había expedientes allí…




Le hablé de la lucha de los setenta y de los amigos y familiares perdidos.



Le dije que dolían, como los güesos de un árbol frío, y leí el poema de un perro otro que busca:

(PERRO)

nariz de piso busca snif snif
hueso y resto busca snif snif
sobran cáscaras
sobras de edificio
sobra el perro
calle busca snif snif
sobre el nylon
no comas arroz con vidrio
no puntos busca snif snif
se pega el pañal
nariz húmeda
de piso
al piso busca snif snif
basura
en nylon anónima busca snif snif
sobra doblado
duerme hambre busca snif snif
en el container
sobra

Rosita me miró con sorpresa y sonrió.
- Usté hace como el Batuque – me dijo.
Esta vez fue a la cocina y despegó una foto de la heladera.






- Acá está el Batuque… le quise sacar una foto pero siempre se me venía encima así que es la única que tengo… Si le sirve puede llevársela también…



Le conté del hambre y el hombre, del perro de la calle y de los chicos de la calle, de los cartoneros y de las diferencias, de los miles de tonos en los que la calle quiebra la luz con la que vemos las cosas, le conté de una piedra:

(PIEDRA)

piedra otra piedra y otra más
las piedras dispuestas
en todo lugar de paso
solo para el paso y su dificultad
un lenguaje y el decir
esta lengua trabada a fuerza de vocalizar
con piedras en la boca

Rosita me contó que antes se le ponían piedras en la boca a tartamudos y a los que tenían problemas de dicción para corregir sus problemas. Yo le dije que el lenguaje a veces se me volvía una piedra, como la de Sísifo, a la que debía empujar incesantemente y sin encontrar la palabra justa, la definitiva, la que debe ir allí y no en otro lugar.
Rosita fue hasta el dormitorio y me trajo otra foto:




- Al Hétor le gustaba jugar con las piedras… Una vez hizo esto en el jardín del vecino…


Rosita me instó a seguir y le conté que la tercera parte del libro se llama SON LAS COSAS y allí hay sábanas y despertadores,

bolsas de arpillera,

y alambre:

(ALAMBRE)

una cuerda de pared a pared la ropa y
el viento y el peso mojado vencen
el dueño del patio supo qué hacer
arte de alambre argentino

no es incomprensible
cuidar su patio y familia
a la vista están
sus desamparos

Entonces hablamos con Rosita sobre la soledad, la del alma y la física, de los que nos dejan sin dejarnos y de los que nos hacen falta. Ella se paró frente a uno de los cuadros de su living, lo bajó, le sacó el papel de atrás y me dio la imagen:



Me pareció que la estaba incomodando, que en cualquier momento me iba a pedir todo lo que me había dado, incluso la foto de Batuque, por lo que me apuré a despedirme.
Cuando volvía a mi casa siento el chiflido de Cacho desde la verdulería.
- ¿Y? ¿Cómo te fue con Rosita? – me preguntó.
- Muy bien –le dije- pero me siguen faltando algunas imágenes y no estoy muy convencido de que sean las que quiero…
- No te preocupes, Rúben… ¿Para qué está Cacho? Andá a verlo al Braian que es un pibe que dibuja como los dioses… decile que sos el pueta… el ya sabe…

martes, 25 de agosto de 2009

Lo que son las cosas - Segunda parte de lo que pasó

En la primera parte Rubén Gómez dijo:

Gracias a todos por estar aquí, hoy para la presentación de este libro. Es raro estar en dos lugares tan importantes para la obra y ser uno mismo el que tenga que ocuparlos. Quiero hablarles primero desde mi lugar de editor –irresponsable- de un libro propio.

Generalmente las editoriales son las que se ocupan de dar a luz a las obras de los escritores. Pero este libro en particular fue el generador de la editorial. Aquellos que tenemos más de una experiencia en materia de publicar libros hemos tenido que aprender un poco de todo, la forma de presentar el original, el diseño, el papel, la tapa, los colores de la tapa, el formato de la imagen, la tipografía interior, todos tecnicismos que muestran las variaciones existentes entre un libro y otro que, a veces, son como las que se ven entre la luna y el sol.
Y después la otra mitad: la presentación, la publicidad, la prensa, la distribución, las librerías, los porcentajes de las librerías, tuvimos que aprender a cobrar, en fin, una serie de cosas que, a simple vista, no tendrían que preocupar a un escritor, y sin embargo siguen siendo materia de preocupación y de ocupación.


LO QUE SON LAS COSAS todavía no se llamaba así en el 2006, tenía otro nombre, pero la mayoría de los poemas que integran hoy el libro estaban allí. Buscaba una editorial que me contuviera, una editorial en la que pudiera descansar, llevar el original y olvidarme del libro hasta que ya estuviera listo. No era un imposible ni nada por el estilo. Y no la encontré.
Lo más probable es que haya sido mi impericia en la búsqueda lo que no me lo permitió. Pero estos tropiezos, estos golpes contra muros indescifrables, crípticos y sólidos, esbozaron el camino sinuoso, de cornisa quizás, que transito con VELA AL VIENTO.
Un hermoso oficio el del editor. Disfruto mucho con la aparición de cada libro, me gusta entregarlo en mano cada vez que las distancias me lo permiten y poder ver los ojos del autor al descubrirlo. Trato de acompañar en cada presentación, que los nervios, la ansiedad y la emoción no se queden en uno. Los abrazos, las lágrimas, las voces cortadas, las lenguas secas y todo lo que no puede medirse, describirse, escribirse, sino simplemente disfrutarse.
Es inevitable pensar que hace 21 años presentaba mi primer libro “El pecado de soñar” en la vieja Escuela de Arte, ubicada en la zona del puerto de Comodoro Rivadavia y hoy demolida. 21 años es un montón de vida, ¿no?


Es inevitable caer en los lugares comunes a los que el amontonamiento de recuerdos nos lleva y trae de manera tan caprichosa como el viento.
Ahora, después de haber presentado cuatro libros antes de este, ¿Cómo se hace para presentar un libro propio sin dar demasiadas pistas o inducir la lectura de quien lo recibe?
Está la presentación formal: “Estimado público, amigos, colegas, lectores… les presento mi libro Lo que son las cosas…. Lo que son las cosas, libro mío te presento a tu público”, y entonces el escritor, debería dejar que las cosas pasen entre ellos, como una suerte de Celestino, para después asombrarme y decir: “Mirá lo que son las cosas”, ¿no?
Generalmente el escritor se vale de algunos artilugios para contribuir al misterio: invita a otro escritor a que hable del libro, invita a algún músico que entretenga y distraiga, invita a alguien con buena voz a leer poemas, entre otros.
Yo no invité a otro escritor. No invité a un escritor para que hable del libro. Invité a un gran poeta y a un querido amigo que sabe que puede decir lo que se le antoje de LO QUE SON LAS COSAS, porque este libro también es suyo. Porque si este libro es lo que es, lo es justamente porque han sido sus palabras las que han poblado mi mano.




Como operación delicada que es, los poetas
comienzan a roer la realidad con tal delicadeza
[e inocencia
que nadie, juraría, creería que eso es lo que
[sucede.
Se desmontan los mecanismos del pensamiento.
La orfebrería mental
se desvanece.
La realidad se aleja del corazón. Desaparece el
[placer.
(Otra manera de verlo:
el mundo se aleja de los hombres
porque el mundo los sobrepasa en inteligencia,
veut dire: la Tierra piensa.)
Se destruye la tapa de lo razonable: el cerebro
estalla.
Entonces la vuelta de tuerca,
el golpe de efecto,
retroceso para la ironía:
se ha ido,
se ha ido,
repite la voz: se ha ido
un hombre viejo que al enfrentar su vejez
decidió arrancar de la muerte
un argumento: la revelación de un misterio:
ver
lo que no existe.

El poema que acabo de leer se llama LA DESTRUCCION DE LA REALIDAD, del maestro y amigo Víctor Redondo.

Lo que son las cosas - Primeras Fotos de lo que pasó

Los primeros aprontes. Las charlas entre los concurrentes y parroquianos en la Casa de la Lectura, en Lavalleja Nº 924.
En primer plano Norma Barba y Garciela Wencelblat. Mas atrás parte de las queridas Pretextos.





Rubén charla con Marcelo Carmelino (un amigo de la infancia) y con su hermano Alfredo. Por detrás pasa Susana Villalba rumbo al escenario para anunciar el acto. Silvia Montenegro mira a Daniel Grad. Ramón Fanelli sonríe mientras hace sociales de pie. Daniel y Cecily conversan animadamente sentados y esperando.


viernes, 14 de agosto de 2009

Malvinas, mi historia

vela al viento
ediciones patagónicas


se complace en anunciar la aparición de


MALVINAS, MI HISTORIA


del autor comodorense

PAULO MANTELLO


"En cada anécdota que Mantello expone en su trabajo, desde la más cotidiana hasta la más arriesgada, se va exhibiendo en conjunción con sus imágenes gráficas, muchas de ellas inéditas, de qué temple estaban hechos los hombres de la Fuerza Aérea Argentina que peleaban en Prado del Ganso, en la guerra del Atlántico Sur.

Pero, lo que personalmente más me ha conmovido es la dignidad y la entrega a la causa común que surge a cada página de este trabajo."

Carlos Alberto Moreno


El libro es de 160 páginas en papel ilustración mate de 90 g. incluye fotografías de Malvinas, algunas de ellas inéditas hasta hoy. Es una edición ampliada puesto que se trata de la quinta edición de esta obra.


Para realizar pedidos de la obra pueden dirigirse
directamente al autor paulo_mantello@hotmail.com


Gracias.

Rubén Eduardo Gómez

Postales EN la Aldea


vela al viento
ediciones patagónicas

invita

a la presentación del libro

POSTALES DE LA ALDEA

de Margarita M. Sacks

que tendrá lugar el próximo sábado 15 de agosto de 2009,

a las 20:30 horas en el marco de la Fiesta de la Kerb,

en la Escuela Provincial Nº 39 "Perito Moreno"

(Calle Monseñor Kaul),

de Aldea Santa María, Entre Ríos.

Los esperamos