viernes, 22 de abril de 2011

El nadador

Las últimas piletas son agrias. Llueve
tanto o más de lo pensado, aun
cuando los jazmines revienten
y las enredaderas se aúpen a los árboles.
Creeme..., no se puede creer. Los huesos
hablan y el animal afina por debajo
una canción indescriptible. Igual,
no se quiere dejar de sonreír.
Hay algo en los recuerdos, vale decir,
en el seco ahora, en el puro y desaforado
ahora, que no importa demasiado
si el resto se vuelve confuso y breve,
fragmentario. Lo interesante está aquí,
en este aquí del tiempo, aunque la casa
finalmente esté sola... o vieja... o devastada.



Los huesos hablan: Conocí al poeta Javier Adúriz, un gran escritor, un lúcido observador de lo real y lo intangible, un atesorador de lo imprescindible, un "Galileo" de la verdad. Sus ojos y su voz eran inquisidoras, siempre era más importante que el otro le contara y no hablar de sí mismo. Hurgar en Adúriz era muy difícil, café de por medio, porque su curiosidad no lo permitía.
En Río Cuarto, los tibios soles nos invitaban a desayunar juntos en la vereda de un bar cualquiera frente a la plaza. No hubo ningún indigente que estuviera cerca, que no recibiera la ayuda y las palabras de Javier. Me sorprendió su generosidad y atención para con cada uno de ellos, sea una niña o un lisiado.
Hábil en la charla, inteligentísimo, histriónico, muy divertido, no se quiere dejar de sonreír, invitaba siempre a buscar su compañía sin proponérselo, y uno terminaba siendo un fleco en su bufanda que jamás abandonaba su cuello. Íbamos colgados de él con admiración y él nos llevaba a sabiendas de ello.
Sus amigos más cercanos me dicen de su fidelidad de la que estoy convencido. No sé si me consideró su amigo pero yo sí lo tengo entre los míos, aún cuando no pueda invitarlo a cenar, o a tomar un café, o a compartir una caminata alrededor de una plaza en cualquier ciudad de provincia.
La casa finalmente está sola. Javier Adúriz falleció el 21 de Abril de 2011, pero no dejará de existir jamás.
Hasta pronto, querido amigo.


Rubén.

martes, 19 de abril de 2011

Cuatro Lunas, de Silvia Etchaide

vela al viento




ediciones patagónicas





presenta


Dice Silvia: "Un alma puede hacer lo que sea si se siente libre. Sé libre. Fluí con el brillo que te doy, ese que a veces desaparece y no se ve, pero está y siempre vuelve, ese (...) que me llena de magia y pasión desmesurada por las cosas. No quiero perderme un segundo más de esta sensación increíble que me está respirando (...)"



Cuatro lunas, de Silvia Etchaide (Puerto Madryn, Chubut)


- Poesía - 2011 - 64 páginas en papel ahuesado de 80 g. -


Ilustración de tapa: Diego Gómez (Comodoro Rivadavia, Chubut)


Vela al Viento Ediciones Patagónicas


viernes, 8 de abril de 2011

En la 37ª Feria Internacional del Libro

Por tercer año consecutivo, VELA AL VIENTO estará presente en la Zona de Poesía con sus títulos. Los esperamos.