viernes, 5 de septiembre de 2014

Presentación de "El Amor aun existe y otros cuentos", tercer libro de Ernesto Allende

El jueves 4 de septiembre, Ernesto Allende presentó su libro con un muy importante marco de público que acompaño con alegría la llegada del tercer título del escritor comodorense en el Ceptur de Comodoro Rivadavia. 

Rubén Eduardo Gómez, director de Vela al Viento Ediciones, leyó estas palabras:
  
"Me senté a escribir estas líneas con el recuerdo del querido Blas Tadeo Cáceres todavía dando vueltas por este recinto. Pareciera que en estos días nos ronda la sombra de la que vendrá por nosotros tarde o temprano. Sin embargo, como lo decía hace unos días en una radio, prefiero recordar al querido Blas con su sonrisa, con su tono grave generando el clima, como si tendiera la cama para que sobre ella descansaran sus cuentos. Lo llevo así, conmigo, con su sonrisa, y a sabiendas de que su libro nos permite volver a tenerlo con nosotros cada vez que lo necesitemos.
Esto pasa con los libros: nos permiten sacarle la lengua a esa sombra, burlar al tiempo y que aquello que tenemos para decir trascienda tiempo y espacio.
La primera vez que leí el libro de Ernesto Allende y que hoy presentamos, no tenía título todavía. Me sorprendió entonces, como en cada uno de sus libros, la simpleza con la que escribe Ernesto, la simpleza para decir lo que quiere con sus propios recursos y, a su vez, la sutileza de lo sencillo para contar. Digo que me sorprende porque la simpleza y la sencillez no son fáciles de encontrar no sólo en la literatura, sino ya en nuestra cotidianidad.
Nuestras vidas se ven abrumadas por las complicaciones, las dificultades y los trámites, pero también por los sobreentendidos y las dobles lecturas o las lecturas entre líneas que parece que siempre hay que hacer para no caer en lo que a priori pareciera un lugar común, o justamente para no parecer que sencillamente queremos decir eso que decimos. Y con los sobreentendidos también pasa lo mismo, porque creemos que el otro nos hace un guiño, nos lo dice a nosotros porque nosotros “sabemos”, así, entre comillas.
Desde el título y la tapa elegida, Ernesto nos dice. No se guarda nada para después. Cuando leí que el título era “El amor aún existe…” lo primero que me pregunté fue ¿cuándo el amor dejó de existir? ¿está acaso en extinción? Y después, cuando ese título se acompañaba por el “y otros cuentos” pensé que Ernesto se refería a que aquella afirmación de que “el amor aún existe” era un cuento, puro cuento. Eso de que el amor aun exista es un cuento. Pero nada de eso era así.
Ernesto toma el tema del amor, uno de sus temas recurrentes, pero en principio para recordar y homenajear a su madre, para agradecer su vida, para hacer pie en esta tierra árida de sensaciones y sentimientos y recordar los momentos felices de la infancia. Es todo un desafío el que encara Allende al escribir sobre su madre, porque él sabe que también el escribir sobre su madre es escribir sobre todas las madres y que puede quedar en deuda. Sin embargo se notan en sus textos la necesidad y la urgencia del decir, y que este decir sea sencillo y simple, directo, para que ella pueda leerlo en este instante y también ayer y por supuesto, releerlo mañana.
En este movimiento en la línea del tiempo al que vuelve y va, viene e irá, navega como si este barquito de papel fuera capaz de cruzar las tormentas del olvido, abrir una grieta que nos permita a todos viajar en él, y volver a los inolvidables días de la infancia, los días puros de la niñez, los días en que las miradas con mamá podían con la noche y el frío, el miedo y el hambre, la angustia y las sombras de la soledad. En ese brillo estaban las respuestas de todo el universo conocido y el que necesitábamos en esos días en que los árboles eran enormes y en que ponernos en puntas de pie muchas veces no alcanzaba para llegar hasta donde queríamos.
En “El Amor aún existe” es posible viajar en el tiempo, nadar en los mares melancólicos de los diálogos eternos e inolvidables, y también en los pantanosos terrenos de nuestros días con tanto por denunciar y gritar, con tanto por disfrutar y abrir los ojos grandes, como si fuéramos chicos, ojos como huevos fritos llenos de asombro e incredulidad.
Son estas letras de barrio, palabras de ripio, tinta asfáltica también escritas en las líneas blancas intermitentes de las rutas de los viajes de Allende por aquí y acullá, Conesa y Lima, el Barrio San Martín y La Paz.

Lo que en definitiva es “El Amor aún existe”, es un llamamiento a disfrutar de lo más preciado que tenemos, eso que queda muchas veces debajo de lo urgente, apretado por los relojes que no son propios, desdibujado por las preocupaciones que se nos imponen, manchado por las escalas de valores que establecen lo que es exitoso o bien visto, nublado por los mercados, las noticias, las cuentas, y los otros, porque lo más preciado que tenemos muchas veces es lo que descontamos por cierto y no cuidamos, lo más preciado que tenemos está ahí, al lado nuestro siempre, prodigado por los que más queremos y nos quieren, y que cuando más lo necesitamos está, porque de eso se trata el amor, porque el amor aún existe, señoras y señores, y no es ningún cuento".