Con más de 150 personas que colmaron el CEPTUR de Comodoro Rivadavia, se presentó el sábado 31 de Mayo de 2014, la novela de Blas Tadeo Cáceres, Narrador, Narrador - la fuga del cuentista, texto que fuera laureado en 2010 en Paraguay y que aguardaba su publicación.
La presentación arrancó con las palabras del director de Vela al Viento Ediciones Patagónicas, Rubén Gómez, quien dijo:
"En principio, muchísimas gracias a todos por estar hoy aquí, para la presentación de este libro.
Quisiera agradecer también a la Secretaría de Cultura de la Municipalidad local, a todo el equipo que trabajó arduamente para proveer de todo lo necesario técnicamente para que esta celebración hoy suceda, sobre todo a Marcelo Gavilán que ha atendido a nuestros requerimientos con premura y diligencia.
Quiero contarles que esta novela es el título número 72 publicado por la Editorial Vela al Viento que orgullosamente dirijo aquí, en Comodoro Rivadavia. Este título es el tercero que publicamos a través del Proyecto Libros Fractales, que es un proyecto cooperativo y solidario que conformamos 54 autores y lectores de diferentes puntos de Argentina y América Latina; que es un proyecto en el cual sus miembros además de ser autores y tener como objetivo la publicación de su libro, trabajan solidariamente para que los libros publicados encuentren sus lectores directamente, sin intermediarios, y así promover la edición del siguiente título; y que si no hubiera sido por esa tarea de todos los que conformamos esa suerte de cooperativa del libro, este título no estaría aquí, entre nosotros.
Blas Tadeo Cáceres se sumó enseguida a este Proyecto, con mucha alegría y brindándome el apoyo que siempre tuvo para conmigo en cada una de mis cruzadas culturales. No quiero sacar cuentas de cuántos años hace que conozco a Blas, pero sí recuerdo una gran cantidad de momentos compartidos durante distintas etapas de nuestras vidas.
Su tarea como parte de la organización de la muy extrañada Feria del Libro en nuestra ciudad, todavía hoy es apreciada por la calidad de los visitantes. Andrés Rivera, Antonio Dal Massetto, Juan Forn, Ester de Izaguirre, Enrique Anderson Imbert, y tantos otros, estuvieron aquí, conversando con autores y lectores. En esas ediciones de la Feria siempre hubo un espacio destinado a los escritores locales, un lugar para los que sosteníamos revistas literarias efímeras pero voluntariosas, un micrófono dispuesto para que leamos nuestros textos con voz temblorosa ante un público siempre numeroso y heterogéneo.
También recuerdo varios encuentros de escritores que nos han reunido, y siempre que nos encontrábamos había en los dos, esa alegría que producen los reencuentros con alguien a quien se aprecia. Sin que hayamos llegado a ser amigos entrañables, nos une un afecto singular, el respeto por lo que hacemos quizás sostenida por cierta complicidad al compartir lecturas, silencios y este paisaje.
Atesoro en mi memoria, cada una de las veces que escuché a Blas contar algún cuento. Su tono es siempre intimista y su tono de voz arrulla. Es un narrador de alma.
Hubo un encuentro del que me acuerdo particularmente, plagado de anécdotas, y fue uno en Coyhaique, con una importante delegación local que partió hacia allá y del que formaban parte, entre otros, Toño Mera, Patricio Cunningham, Majó Abeijón y Mileva Nürnberg. Con Blas y estas dos últimas poetas, nos escapamos en su Peugeot 504, en cuanto pudimos del lugar que se había convertido en una maratón de poetas, presentaciones de libros, charlas sobre bronces y laureles de escritores famosos, para recorrer las bellezas de allí, tomar mate al lado de un arroyo, a charlar de la vida, los colores y el sonido de la naturaleza. Tengo la imagen de Blas parado de cara al arroyo, con una de esas sonrisas tan particulares que suele regalarnos y que suele llevar a sus ojos atrás, bien atrás, hasta hacerlos parecer dos pequeñas arrugas tras sus lentes.
A Blas Tadeo Cáceres lo leía antes de conocerlo personalmente y tal vez ese haya sido un punto sobre el cual ha crecido mi admiración hacia su pluma.
Cuando me dio su novela para publicarla lo primero que sentí fue un profundo orgullo, una gran satisfacción. Y al leerla estos sentimientos fueron acrecentándose. El título “Narrador, Narrador” llamó al recuerdo de aquella otra novela cautivante cual es “Absalón, Absalón!” de William Faulkner, cuyo título es una cita bíblica y se refiere a Absalón, un hijo del rey David que se rebeló contra su padre. William Faulkner cuenta en "Absalom, Absalom!" la historia de la familia Sutpen, antes de la Guerra de Secesión, durante ella y después de ella en un condado imaginario. La historia es narrada por cuatro personajes, directa e indirectamente relacionados con los Sutpen, son cuatro narradores.“Narrador, Narrador”, por su parte, está plagada de narradores. Todos lo son, y esta característica de la novela denota que está en nosotros el contar, en nuestra cotidianidad con un “No sabés lo que me pasó”, o tratar de atrapar a nuestro interlocutor de turno con un “¿Te conté que…?”. Nadie huye a una historia, a un relato, a un cuento. Quizás también porque nos trae reminiscencias de nuestra infancia cuando necesitábamos de esas historias en la duermevela para argumentar los sueños que vendrían.
“Narrador, Narrador” es también una novela bien patagónica, no solamente porque describe paisajes con maestría de fotógrafo experto, sino porque habla de viajes. Es el viaje un tema que ha recorrido la literatura que se escribe en la región. Bien sabemos de las distancias que aun nos separan de todo, y todos somos un poco como los viajeros ingleses que recorrían la Patagonia. Y nos hemos vuelto también “regresantes” que aman el viajar no solamente por el hecho llegar a destino, sino por el solo hecho de viajar, de sentirse en tránsito, en trayecto. Cuando un escritor viaja lo hace como una flecha que no olvida el arco pero a la que no le importa el blanco y, si pudiera, se mantendría en vuelo, sostenida en el aire.
“Narrador, Narrador” es una novela de amor. ¿Hablábamos de flechas sostenidas en el aire? Es una novela de amor y de amores, es un thriller sí, también, pero todos tuvimos nuestra Amanda y nuestra Zoe, después ustedes me dirán si esto no es así. Y es que el amor se asemeja mucho a un unicornio: los que lo vemos, los que lo sentimos, los que lo escuchamos y nos permitimos vivir o sobrevivir a su galope, rara vez podemos contar de que se trata, aunque sea con alguna imagen más o menos feliz, o con una historia que lo muestre en plenitud, pero es imposible, para el que jamás ha visto uno, comprender qué es un unicornio.
Los invito a todos a leer esta novela que espero disfruten tanto como yo, y los dejo con el autor, Blas Tadeo Cáceres".
Después fue el turno del autor quien contó la génesis de la obra, algunas anécdotas referidas al libro y hasta nos contó un cuento de los tantos que ha escrito por estos lares.
La nieta del autor, Malena Cáceres, interpretó dos temas con su piano.
Finalmente el director de Cultura de la Municipalidad se refirió a lo inusual de reunir a tantas personas en torno a la literatura, y recogió el guante para anunciar la realización de la Feria del Libro en Comodoro para Noviembre de este año para la que hizo una amplia convocatoria.
1 comentario:
Que gusto leer esta reseña tan detallada ,casi me pareció estar alli !Gracias
Mabel de Buenos Aires
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