miércoles, 26 de agosto de 2009

Lo que son las cosas - "Cartonpoint 1"

Las palabras de Víctor Redondo me eximen de hablar del libro, y para esta parte de la presentación pensé en contarles una historia. Una historia que tiene que ver con el sueño de que este libro tuviera imágenes interiores. Pese a que hoy lo ven solamente con sus poemas en el interior, fue pensado como un libro con imágenes. Quiero contarles sobre lo que pasó con ellas.
Cuando tuve el libro listo y ya sabía que se iba a llamar LO QUE SON LAS COSAS, pensé en que era un libro que contenía buenas imágenes con las que un artista plástico, un diseñador, o un fotógrafo podría trabajar muy bien.
Además, en la contratapa del libro, el escritor y amigo Jorge Spíndola, cita a Italo Calvino que dice: “El hombre camina días enteros entre los árboles y las piedras. Raramente el ojo se detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como el signo de otra”.
Con ese aliciente me animé. Revisé mis contactos durante varios días y realicé varios listados conteniendo posibles convocados a semejante tarea.
Llamé por teléfono a un amigo mío que, en este caso reservaré la identidad, para pedirle asesoramiento, ya que era mejor si llegaba a estos artistas de la mano de un artista plástico. Le expliqué el proyecto y me dijo:
- Andá a verlo a Pedro, de parte mía… otra que Alonso! – me dijo. Recordé las obras de Carlos Alonso y me emocioné.
Fui hasta la casa de Pedro, le conté lo que quería, también de mis libros anteriores y de todos los lugares a donde había llegado de la mano de la poesía. Y entonces me dijo:
- Mirá lo que son las cosas, che… Y ¿de qué trata el libro?
Y me mató. Me quedé pensando. ¿Se puede resumir un libro de poemas? ¿Se puede reseñar al menos, un libro de poemas? No sé. Tal vez se pueda traducirlo de alguna manera al propio lenguaje o vibración interna. Dí algunas vueltas para no decir nada, y me quedé pensando en la pregunta. ¿Cuál es el tema del libro? ¿Sobre qué?
- “Mirá lo que son las cosas”, me dije, no lo había pensado desde ese lugar.
Pedro levantó las cejas, me miró con los ojos extrañados y juntó los labios mientras asentía.
Y seguí contándole que el libro está dividido en varias partes. La primera se llama Lo que hay, y en ella encontramos algunas de las cosas que somos: un piso detenido en una fría estación, una lluvia que lava urgencias, la piel que se acomoda en el tiempo en que cae una lágrima, una raya al costado detenida antes de la despedida, un paso que maldice al olvido, un cielo sostenido y leí (CIELO)

Hay que levantar la vista
Ver el cielo cortado
Cientos de cordones cables hilos
La mirada no lo abarca sino en parcelas
Cielo alambrado

Es imposible que este cielo
- decía la abuela –
se nos caiga encima

Cuando levanté la vista, Pedro tenía en sus manos una lámina. Me contó que su abuela también decía que cuando el cielo estaba muy encapotado y con toda la amenaza de lluvia sobre la cabeza, que el cielo se nos caía encima. Y me mostró lo que había hecho.


- ¿Qué tul? – me dijo.
- Bien, gracias… un poquito literal, ¿no? – alcancé a balbucear. ¿La abuela del Perro Coraje?...
- Si, pega mucho con los pibes…
Mientras me contaba que tenía mucho trabajo como pintor de letras en los comercios del barrio, fui deslizándome hacia la puerta y huí con la lámina en mis brazos.





Llamé a mi amigo y le pedí explicaciones:
- ¿No querías uno que dibujara como Alonso? No sabés como la mueve en los picados… Otra que el Beto Alonso!!

Fui a ver a un afamado fotógrafo, Aldo Sessa. Pero allí hubo un problema de comunicación insalvable: El portero del edificio jamás me permitió contactarlo y me sugirió a un primo lejano que también hacía fotos muy buenas.
Nuevamente el mismo proceso. Le conté del proyecto y le leí el poema del ciruelo.


(CIRUELO)

hay un ciruelo en flor
la casa de juan carlos devuelve
la primavera mil cincuenta y ocho
noviembre de Rubén busca las maduras
poda la damasca ahuyenta a los gorriones
que picotean los higos que roban al sol
levanta la parra con alambres
juega con mateo
césped mientras el asado
sonrisas de mauro
tomamos un vino

el ciruelo de juan carlos espera
soles propicios sus rojos
rojos que no tendrá la rawson
mil cincuenta y ocho
demolida ausencia tierra hecha greda
sequía de otros abandonos
vaya uno a saber
qué ha sido de los ciruelos
mil cincuenta y ocho
vaya uno a saber
en manos de quién están

El fotógrafo se fue de la habitación sin mediar media palabra y regresó con tres fotos dispuestas sobre la lámina.










- ¿Y esto? – le dije.
- Yo sabía que le iba a gustar. Enseguida le cacé la onda. Yo hago fotos publicitarias.
- Pero me dijeron que usted sacaba fotos como Aldo Sessa…
- Ah, de ahí debe venir la confusión. Yo soy Aldo César. Aldo César Pereyra, fotógrafo publicitario para servirle

No encontraba al visualizador. No había caso.

¿Y si los poemas no fueran para las imágenes? Me preguntaba a mí mismo.

- Cuchemé… - dijo el fotógrafo publicitario – puedo dibujar también
Y bueno, perdido por perdido, me dije, probemos.
Le leí, viento

(VIENTO)

viento que sopla doble
aúlla arriba
golpea el pecho
para que escuche
baja el mentón
auuuuu ya
y sube
y el aullido más arriba
auuuuu ya
y la sonrisa espera
en el fondo
detrás de los ojos
la roja amarilis

Aldo sonrió con la idea de un viento-lobo. Y me dijo que el viento nos habita y que nos es inevitable, mientras dibujaba y dibujaba con sus lápices prestos. A simple vista parecía un experto. En pocos minutos me mostró su trabajo:









- ¿Qué le parece, Maestro? – me dijo - ¿tá bueno, no?





La idea no era mala pero seguía pareciéndome demasiado literal y no había ojos, ni amarilis…

Le hablé de un árbol con raíces de viento, las marcas que huellan el viento y también de un metro de romero que nos condimentaba el patio.

Y la tierra, claro, la tierra como palabras, como lenguaje del viento que somos.

(TIERRA)

tierra pasa con el viento
la tierra pasa
no importa el manijón las bisagras la llave
pasa la tierra al piso los muebles el pelo
y la boca
no hay caso
insiste pasa la tierra
habita la rutina del trapo la tierra
la escoba la tierra
pasa

Aldo asintió con gesto adusto. Hizo una pausa, se quedó pensando, miró hacia arriba como buscando la idea justa y entonces dibujó:




- ¿Qué es esto? – le dije asustado…
- Fácil –me dijo señalando cada parte- la tierra… pasa…





Tomé las láminas, saludé y me fui. ¿Qué iba a hacer?





Cacho tiene una verdulería. Si hay alguien que conoce gente es Cacho. Le conté de mis desventuras con las imágenes de mi libro.
Me dijo que fuera a ver a Rosita que era fotógrafa de la Policía hasta que se jubiló y después hacía cumpleaños de quince y casamientos.
Estaba frito, pero le hice caso.

Fui hasta lo de Rosita, me presenté y me animé a contarle mi libro, este libro que no puede resumirse. Le hablé de un camino que insiste, de una ruta que no sabe adonde llevar y la vuelta repetida, como si fuera un estigma del desconcierto.
Este compendio de ideas sobre las cosas que se hacen uno tiene una segunda parte que se llama LOS QUE SON y allí

(VEREDA)

hay una vereda rota siempre
prueba los tobillos siempre
rota siempre
un riacho circula baja discurre
por la avenida siempre
lleva un mensaje
un pucho siempre
quizás una pluma

un yuyo zonzo se subleva siempre
al cemento
se yergue con flor y todo
y no pide riego
ni que le hablen
ni más luz
ni una aspirina en el agua pide
ni que limpien sus hojas con leche
ni fertilizantes ni cenizas

su flor pide
que no arreglen la vereda

Rosita me habló entonces de la perseverancia y la constancia, dos puntales en la carrera policial. Se colgó la cámara al cuello, me dijo “Peremé un cachito” y volvió con la foto de la vereda:









- Esta la tenía de cuando hicimos el reclamo al intendente – me dijo.

No me disgustó.




Veredas rotas pueblan todos nuestros caminos.

Le dije que en esta parte del libro las huifas beben con los ojos, también que los ojos se dan vuelta, que siempre hay alguien ahí afuera, las voces que nos gritan, las sombras que laten y las carpas silenciadas por la indiferencia.
Hay una mujer
(SETENTA):

una mujer de más de setenta de pelo en saco
largo una manga la otra sostiene expedientes
es la izquierda y camina contra el tránsito
el ceño pollera larga blanca zapatilla
y la otra no

hay el semáforo que corta
y la mujer mira adentro de cada auto
cada butaca solo unos segundos
y vuelve a caminar

hay quien dice es municipal
otros que escapó del hospicio de los expedientes
y hay quien asegura que ella es quien se busca

en coche va una niña carabín
en coche va una niña carabín
hija de un capitán
carabirulí carabirulá

Rosita sonrió con la canción de su infancia.

Fue hasta el cajón de la cómoda y después de revolver un poco los papeles me trajo esta foto:


- Esta soy yo en el Juzgado – me dijo – Si había expedientes allí…




Le hablé de la lucha de los setenta y de los amigos y familiares perdidos.



Le dije que dolían, como los güesos de un árbol frío, y leí el poema de un perro otro que busca:

(PERRO)

nariz de piso busca snif snif
hueso y resto busca snif snif
sobran cáscaras
sobras de edificio
sobra el perro
calle busca snif snif
sobre el nylon
no comas arroz con vidrio
no puntos busca snif snif
se pega el pañal
nariz húmeda
de piso
al piso busca snif snif
basura
en nylon anónima busca snif snif
sobra doblado
duerme hambre busca snif snif
en el container
sobra

Rosita me miró con sorpresa y sonrió.
- Usté hace como el Batuque – me dijo.
Esta vez fue a la cocina y despegó una foto de la heladera.






- Acá está el Batuque… le quise sacar una foto pero siempre se me venía encima así que es la única que tengo… Si le sirve puede llevársela también…



Le conté del hambre y el hombre, del perro de la calle y de los chicos de la calle, de los cartoneros y de las diferencias, de los miles de tonos en los que la calle quiebra la luz con la que vemos las cosas, le conté de una piedra:

(PIEDRA)

piedra otra piedra y otra más
las piedras dispuestas
en todo lugar de paso
solo para el paso y su dificultad
un lenguaje y el decir
esta lengua trabada a fuerza de vocalizar
con piedras en la boca

Rosita me contó que antes se le ponían piedras en la boca a tartamudos y a los que tenían problemas de dicción para corregir sus problemas. Yo le dije que el lenguaje a veces se me volvía una piedra, como la de Sísifo, a la que debía empujar incesantemente y sin encontrar la palabra justa, la definitiva, la que debe ir allí y no en otro lugar.
Rosita fue hasta el dormitorio y me trajo otra foto:




- Al Hétor le gustaba jugar con las piedras… Una vez hizo esto en el jardín del vecino…


Rosita me instó a seguir y le conté que la tercera parte del libro se llama SON LAS COSAS y allí hay sábanas y despertadores,

bolsas de arpillera,

y alambre:

(ALAMBRE)

una cuerda de pared a pared la ropa y
el viento y el peso mojado vencen
el dueño del patio supo qué hacer
arte de alambre argentino

no es incomprensible
cuidar su patio y familia
a la vista están
sus desamparos

Entonces hablamos con Rosita sobre la soledad, la del alma y la física, de los que nos dejan sin dejarnos y de los que nos hacen falta. Ella se paró frente a uno de los cuadros de su living, lo bajó, le sacó el papel de atrás y me dio la imagen:



Me pareció que la estaba incomodando, que en cualquier momento me iba a pedir todo lo que me había dado, incluso la foto de Batuque, por lo que me apuré a despedirme.
Cuando volvía a mi casa siento el chiflido de Cacho desde la verdulería.
- ¿Y? ¿Cómo te fue con Rosita? – me preguntó.
- Muy bien –le dije- pero me siguen faltando algunas imágenes y no estoy muy convencido de que sean las que quiero…
- No te preocupes, Rúben… ¿Para qué está Cacho? Andá a verlo al Braian que es un pibe que dibuja como los dioses… decile que sos el pueta… el ya sabe…

12 comentarios:

analau dijo...

:)
me encanta pero me encanta!

Unknown dijo...

Hola Ruben!

Eres demasiado prodigo con nosotros jajaja!!!

Ideas y conceptos que merecen una revision profunda.... me los llevo y te platico.

Pieladentro

Leo Lobos dijo...

Mis saludos desde Santiago de Chile, un abrazo afectuoso,

Leo Lobos

Unknown dijo...

Verdaderamente creativo en el texto y en las ilustraciones.
Felicitaciones!
OyD - Esquel - Patagonia argentina

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Enhorabuena por tu blog, me ha gustado mucho leerte,,,un abrazo desde la vieja españa

Unknown dijo...

Hola RubenG: qué buena idea la de publicar la presentación. Así muchas más personas pueden disfrutarla. QUé sigan los éxitos
Carmen

Glaciares dijo...

¡Estupendo! Saludos...

margret dijo...

Me gustó muchísimo. Saludos.

Anónimo dijo...

Las imagenes son para las palabras? las palabras son para las imágenes? No es un tema fácil de resolver...son oceános... distintos, incomesurables, dificiles de penetrar. Indesifrables. Donde esta todo por hacer. Siempre vale la pena seguir haciendo estas preguntas que nunca nos llevarán a una única respuesta. Por eso las hacemos.

Griselda dijo...

!Buenísimo!
Saludos desde Dolores, Buenos Aires.

Anónimo dijo...

Una verdadera fiesta leerte, Rubén.
¡Gracias por compartir "tus cosas" con nosotros!
Apalusos y un gran abrazo
María Rosa León

albertobaez dijo...

LA VERDAD...me gustó mucho, lamento no haber leído antes estos textos un lindo viaje por nuestra cultura comodorense, yo que estoy lejos hace tiempo, aunque siempre vuelvo... te agradezco porque se me cayó el cielo encima y... mirá lo que son las cosas... nací el 11 de octubre, en km. 8. GRACIAS!