Fue maravilloso. Encontrarse con amigos, con oyentes del programa insigne de la radio comodorense, abrazos, besos, sonrisas, risas, emoción, alegría, música, poesía, belleza. ¿Cómo se hace para describir todo lo que sucedió ayer?
Alrededor de 200 personas se reunieron el sábado 12/4 para acompañar a Santiago Sánchez en la presentación de este libro "inclasificable" que reúne una selección de textos que fueron leídos en distintas emisiones del programa homónimo.
La presentación estuvo a cargo de Pablo Kennedy y el editor de la obra, Rubén Gómez que dijo:
"Alguna vez, un profesor de la carrera de
Publicidad que yo cursaba, destacó el poder de la Radio como un medio
importantísimo, mientras muchos de nosotros la considerábamos un medio
anticuado. El profe nos habló de cada uno de los medios en auge hace unos
veinte años, y nos dijo algo que ha perdurado en mi recuerdo hasta hoy:
“Recuerden que los oídos no tienen párpados”, dijo.
Después pude comprobar cómo, a través de la
radio, se generaba una comunicación increíble con la gente, con los oyentes,
cómo era posible que haya un ida y vuelta permanentes con quienes escuchaban
los programas en los que participé.
Me di cuenta de que la radio podía crear una
relación bastante parecida a la amistad, por la solidaridad, por la respuesta
casi inmediata, por el grado de empatía que se producía allí entre los que
conducen un programa y los oyentes.
Con la lectura pasa algo parecido. Los más
lectores estarán de acuerdo conmigo, en que cuando uno lee a un autor que le
gusta, lo sigue, compra sus libros, lo lee y vuelve a leerlo cada tanto. No
solo hay admiración rayana a la idolatría sino que ese autor se vuelve parte de
los afectos que, dependiendo de la edad será un tío, un abuelo, un primo.
Los libros, sobre todo para la generación de
Santiago que también es la mía, han sido compañeros de siempre. No es posible
concebir nuestras casas sin libros. Es como pensarlas sin una cocina. Los
libros han sido refugio, fuente de conocimiento, compañía, nos han alimentado
la imaginación, y en muchas ocasiones nos han dicho lo que necesitábamos
escuchar. Y por eso también es lógico que Santiago haya querido publicar un
libro, para gambetear la fugacidad pero también el olvido.
En esto de escuchar a Santiago antes que
leerlo, incluso al leerlo me parece estar escuchándolo, pero también es cierto
que al leerlo puedo reír, cerrar el libro, volver a abrirlo, leerlo y reír
nuevamente, comentarlo con alguien que esté cerca en ese momento, y ser
literal, algo que con la radio no sucede.
En un mundo que se empeña en uniformarnos con
los mismos temas de conversación, las mismas preocupaciones, los mismos lugares
comunes, sembrarnos de miedos, locura y sinsentido, LA CIUDAD PERDIDA nos ha
permitido reírnos de lo que fuimos y de lo que somos, con la inteligencia, la
sagacidad, la elocuencia y el talento de los cuatro fantásticos, y donde la
mano de Santiago luce con claridad. El libro muestra claramente esta capacidad
de Sánchez para construir el hilo conductor de las historias, llevar la tensión
de los relatos y rematar como un experimentado nueve de área.
El libro, sin lugar a dudas, se rebela a lo
establecido y a toda etiqueta.
Conozco a Santiago desde hace más de 30 años y
sé que se merece todo lo bueno, todas y cada una de las cosas buenas y extraordinarias
que le pasan. Y este libro es una de esas cosas buenas y sensacionales.
Estoy muy orgulloso de ser el editor de este
libro, no solamente por su calidad literaria, por su humor, por su
inteligencia, sino porque admiro a Santiago por su talento.
Sé que los que lo escuchamos todas las mañanas
construimos un lazo afectivo con él. Así como nos ha pasado con los autores que
leímos, yo considero a Santiago un familiar cercano, un mastodonte amistoso.
Lo mucho o poco que yo pude aportar para que
este libro vea la luz de la manera en que lo hace hoy, no alcanza para devolver
casi nada de lo que me ha dado, cada una de las mañanas en las que me hizo
sonreír, pensar, reflexionar y reír.
Quiero decir que permitirme ese cambio de
perspectiva a las 9 de la mañana de, por ejemplo un martes nublado en Comodoro
Rivadavia, es invaluable. La cantidad de veces que habrá salvado mis días tan
solo con hacerme reír y darme cuenta de que lo que realmente importa está ahí,
al alcance de la mano, que está ahí y que solo hace falta levantar la vista,
que está ahí en la mirada de los hijos, en el calor del hogar, en el beso de mi
amor, en el abrazo de los amigos.
Gracias, Santiago, por confiar en mi trabajo y,
de corazón, mi deseo de que este sea el primero de los muchos libros que
vendrán.
Gracias a todos por venir y acompañar, ayer con
la lluvia y el barro, y hoy,
y ojalá que todos disfruten de LA CIUDAD
PERDIDA – RADIO PARA LEER, tanto como yo, sin párpados en los oídos y evitando
pestañear para seguir y seguir leyendo."
La presentación fue engalanada con la música de esos dos grandes como son Alakrán Márquez y Teo Nürnberg, y la participación de Galo Sánchez que, con sus nueve años de edad, nos emocionó a todos con una carta a su padre conmovedora, con humor y belleza.
Momentos inolvidables, para atesorar en el corazón.
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