Es tarea de la
poesía trabajar sobre el silencio. Rebusca en lo insondable para rescatar la
voz que diga, que nombre aquello que no se puede pronunciar. Para alcanzar la
palabra obturada, Nilda recorre un camino de puntillas, lazos, ceremonias
familiares. La poeta funda una escena de niñas, de boquitas y flores en rondas
de plumetí y casas sobre árboles. Como
páginas de un cuento sonorizado con
cajitas de música transcurren las páginas del poema relato. Pero nada es lo que
parece y lo siniestro acecha a la infancia y la alcanza, construye “..andamios
que no se sacan/sostienen el rictus”.
La palabra del
padre se instala, habilita el silencio, hasta un día. Tanta orden, tanto
mandato de obediencia y mudez -no se contesta, calladita la boca-sin chistar- no
logran ocultar el crimen perfecto, ni impedir el deshielo, el alud de la
palabra poética,liberadora.
Tona
Taleti
Septiembre
2012
(...) Hay en el libro un juego de luces y sombras que excede lo
anecdótico y muestra las múltiples dualidades que se enfrentan en uno mismo
constantemente, las puertas blancas y negras a las que ni siquiera golpeamos y
que tenemos que atravesar una y otra vez en las decisiones cotidianas y
sucedáneas, toda vez que el libro -como si esto fuera poco- está plagado de
imágenes poéticas y licencias que velan este juego para que muchos se queden
con lo que les permite leer el ojo.
Para mi es un libro que invita a la
excavación, a hurgar en uno mismo, a incurrir en el propio conocimiento y en
permitirse el descartar la tierra que muchas veces tapa lo que somos y que nos
permite sobrellevar una vida más o menos acorde a lo que la sociedad nos impone
ser.
Es cierto que es un libro muy pero muy bello estéticamente, tal y como
también lo es ¿por qué me gusta tanto? y que la temática que ronda a Horacio
está allí, pero también está Queca allí y la casa y los mandatos y fuertemente
la idea del hogar y lo que se muestra y se esconde arriba y abajo de la
alfombra. (N. de R.: Horacio y Queca son los padres de Nilda Barba)
Hay poemas que son sobresalientes (como el que me hiciste relatar como
si fuera un partido de fútbol o el canto de la casa) porque dicen por sobre el
resto con un estilo desenfadado y lúdico, cosas muy profundas y sensibles a
todos.
Rubén Eduardo Gómez
Septiembre de 2012
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