martes, 24 de abril de 2012

sobre "A boca de pájaro", pelos y señales de la presentación del libro de Liliana Campazzo, por Iris Giménez

"Tengo para mí, que presentar un libro de poesía es un hecho político (probablemente este pensamiento coincida con otros que lo han pensado y dicho ya); y si el acto es además poético, es un hecho político poético. Todo acto poético es político, aunque no todo hecho político es poético. Presentar un libro de poesía es, entonces, como mínimo, un hecho político.

Ni hablar hacer poesía; porque ‘Poesía es todo lo que se mueve’ (‘lo demás es prosa’, dice Nicanor Parra), lo que convierte al poeta a la poetisa en militante del movimiento, y ya sabemos que el movimiento modifica, transforma, perturba.


Y siguiendo con las citas, como dice Charles Bukowsky que dijo Dios cruzándose de piernas, “veo que he creado mucha poesía, pero no muchos poetas”, un poeta una poetisa por definición es, para mí, quien logra conmover (del español inquietar. Transformar, modificar perturbar. Emocionar. Impresionar. Estremecer. Alterar. Agitar...
(- Excitar. Si estuviera el amigo poeta Aldo Noveli me haría la segunda…) (esta última línea estaba escrita pero no la dije.......)

Aceptar una invitación y decidir ser parte de la presentación del libro (de poesía) de un poeta una poetisa es, para mí, también una decisión política; es un compromiso íntimo con la poesía y con el poeta la poetisa; es una convicción personal que para nada tomo a la ligera, y porque pienso, humilde pero totalmente convencida, que estamos ante la presencia de una auténtica Poetisa es que acepté el honor y me animo hoy a hablar en público de Liliana Campazzo no solo para decir que es mi amiga y que es linda y buena.


Liliana Campazzo cree en la Poesía como otros creen en Dios, en dioses o patas de conejo. Ella la lleva sobre la piel, entre la ropa; detrás de los anteojos; debajo de la lengua, poesía sublingual; entre las sábanas también. La saca al sol, al aire libre, va con ella, en fin; y crece sobre ella y no tiene principio ni mucho menos final. Y la propala, porque cree en ella; con tal generosidad que es impensable referirnos a Liliana Campazzo sin imaginarla rodeada de voces inquietas que se escurren como niñas que encuentran una puerta abierta.

La poesía de Liliana Campazzo la construye, a Liliana; la transita; la regresa, como una ola, la lleva hacia el fondo sin fondo y la trae de nuevo, repleta de nuevos descubrimientos, cada vez, entre los que sin embargo se la reconoce, se la reconstruye.

Y Liliana construye versos (a ella también le gusta la palabra ‘construir’). Y cada letra suya, cada palabra dibujada en la voz, en la pantalla, en el papel, interviene el paisaje; cambia el rumbo del aire, o la temperatura, y por qué no la textura; deja un perfume o simplemente lo vuelve irrespirable tanto, que hay que correr a abrir las ventanas; o cerrarlas.

Esa es la poesía que interesa partes vitales de quienes la sabemos Poeta, Poetisa, y que nunca estaremos suficientemente agradecidos de tenerla acá, a la mano, a la vuelta de los álamos, en su casita amarilla del mar".

Iris Giménez

1 comentario:

Nerina Thomas dijo...

Gracias por anunciar tanta belleza, desde el libro y desde ella.
Abrazos a ambos.