domingo, 10 de abril de 2016
martes, 1 de diciembre de 2015
Presentación del libro "viejo viento blanco" de Rubén Eduardo Gómez
El próximo día 04 de diciembre de 2015, Rubén Eduardo Gómez presentará su séptimo libro de poemas, "viejo viento blanco". La presentación tendrá lugar en el Centro Cultural de Rada Tilly, a las 20 horas.
Dice el querido poeta Raúl Mansilla;
"En este libro Rubén Gómez nos habla de un viejo poblador de las áreas rurales patagónicas, que a la manera del ying yang es también el viejo viento blanco, que únicos e indivisibles forman una historia circular, amigos y enemigos, ocre y oscuridad. Gómez construye un gran poema dramático sobre la vida, dónde el escenario es indudablemente la Patagonia, con sus matas, mallines, caballos sufridos, cenizas, y el viento blanco.
El viejo es un erudito de la soledad, genéticamente adaptado al entorno hostil, que es también él, un paisaje hostil.
El viejo es un erudito de la soledad, genéticamente adaptado al entorno hostil, que es también él, un paisaje hostil.
todo oscurece / noche mezclada /
sombra sucia de luz / negro en los ojos /
y el destello es una miga de pan /
que cae en el miedo //
todo oscurece / triste /
nadie está donde debería //
sombra sucia de luz / negro en los ojos /
y el destello es una miga de pan /
que cae en el miedo //
todo oscurece / triste /
nadie está donde debería //
Bebe ginebra para que desaparezca su costado nómade, y sienta que el calor pinte un poco de rojo esa soledad.
“Aquí debería haber un jardín…” dice en el mismo ombligo del viento blanco, deseo y expectativas que nunca se cumplirán en el reino del viento blanco, y cuando viaja hacia la civilización ve a la ruta como un animal:
“Aquí debería haber un jardín…” dice en el mismo ombligo del viento blanco, deseo y expectativas que nunca se cumplirán en el reino del viento blanco, y cuando viaja hacia la civilización ve a la ruta como un animal:
muchos días ha /
que el viejo se para a un lado de la ruta /
y la mira / y la mira /
a izquierda y derecha / la mira /
como a una culebra negra con manchas blancas /
ahí / tiesa / almidonada / la mira /
y la mira horas /
el viejo pregunta por la cola /
la cabeza del animal //
que el viejo se para a un lado de la ruta /
y la mira / y la mira /
a izquierda y derecha / la mira /
como a una culebra negra con manchas blancas /
ahí / tiesa / almidonada / la mira /
y la mira horas /
el viejo pregunta por la cola /
la cabeza del animal //
Rubén Gómez describe la muerte de un caballo, compañero del viejo puestero patagónico de una forma magistral, belleza terrible la imagen del equino hundiéndose en la ceniza;
lo vio comer corteza y roer el cielo / hasta que no pudo morder más //
vio en su última mirada al viejo / nada de espanto / nada de tristeza /
y si lo vio mover la cabeza hacia abajo / con respeto /
despidiéndose a los ojos //
vio en su última mirada al viejo / nada de espanto / nada de tristeza /
y si lo vio mover la cabeza hacia abajo / con respeto /
despidiéndose a los ojos //
Y el viejo tendrá que ir alguna vez al pueblo, volver al pueblo, a Treleo (Trelew) a ver a su hermano, preguntándose si recordará la palabra hermano.
Estamos ante un gran trabajo conceptual de Rubén Gómez, un poema épico, de gran belleza, donde lo escuchamos contar la historia de un viejo puestero o el viejo viento blanco, dos en uno, uno en dos, una historia circular en el gran escenario patagónico.
Estamos ante un gran trabajo conceptual de Rubén Gómez, un poema épico, de gran belleza, donde lo escuchamos contar la historia de un viejo puestero o el viejo viento blanco, dos en uno, uno en dos, una historia circular en el gran escenario patagónico.
Raúl Mansilla
31 de Octubre del 2015
31 de Octubre del 2015
lunes, 7 de septiembre de 2015
Historias verdaderas, de Norberto Miranda
El pasado día 6 de septiembre, presentamos en sociedad el libro del escritor Norberto Miranda, "Historias verdaderas" en el marco de la XVII Feria del Libro de Pico Truncado, provincia de Santa Cruz. Este es el texto que escribí para la presentación del mismo:
"Pico Truncado es, para mí, un lugar de encuentro con amigos. Hace rato que ha dejado de ser solamente la Feria del Libro para convertirse en una fiesta de los afectos.
Bien sabemos lo que un abrazo de los amigos significa para el corazón y para el alma, y cada vez que llega esta fecha vuelven las sonrisas y las remembranzas. Es en este lugar de ensueño y de magia, donde conocí a Norberto Miranda, un hombre de convicciones, de sonrisa franca y sin dobleces, un hombre valiosísimo para la cultura de la región que nos fortalece, nos da ánimo para seguir adelante, nos apuntala y nos regala el ejemplo de su honradez y su bonhomía.
Cuando supe de su tarea en la Biblioteca -denodada, constante, consecuente, esforzada y también honrada, útil y de fuerte apuesta al futuro- supe también que ese amor por los libros no podía venir solito. Si bien no tenía certezas, intuía que ese contacto con la lectura y los libros más toda su vida rica en vivencias, experiencia y anécdotas de todo tipo, debían devenir en un escritor, al menos, en ciernes. El gérmen, el bichito de la pluma en la mano, debía estar latente en Norberto y esta "enfermedad" por escribir, por contar, por decir, que nos hace trastabillar entre palabras y signos, tenía que empezar a mostrar "síntomas" en algún momento.
No sé si a todos los que han tenido la fortuna de conversar con Norberto les pasa lo mismo, pero a mí me gusta mucho escuchar cuando cuenta alguna anécdota porque lleva el oficio del relator de historias en la voz, en los ojos, y en sus gestos. Siempre hay en sus relatos, algún refrán, algún dicho popular, alguna frase que surgió de la filosofía cotidiana tanto como alguna cita de lo que ha leído o de lo que ha escuchado, alguna referencia textual de lo que ha oído, y eso vuelve sus relatos atrapantes y también más fáciles de recordar.
Mucho de esto que les cuento de la forma de contar de Norberto está en este libro. Mucho del corazón y esencia de Norberto está en "Historias verdaderas". Sepan pues, que hay en el libro historias que pueden hacer que se sientan identificados o no, pero que no será posible que, después de su lectura, salgan indemnes. No hay ninguna forma de inmunizarse a priori de lo que propone su autor y que logra acabadamente, y que es que mientras dibuja una sonrisa con sus relatos llevándonos de viaje por su vida y los recovecos del alma, también siembra dudas para que pensemos nuestro tiempo, nuestro mundo y el por qué de algunos sinsentidos y de alguna certezas que también se ponen en tela de juicio. Porque muchas veces es tarea de un buen libro, ubicarse en la posición del espejo y devolvernos la mirada sobre nosotros mismos. A veces es tarea de un buen libro, interrumpir la tarea de los ojos abiertos que no ven, para transformarse en un catalejo o en un microscopio. A veces, es tarea de un buen libro el hacernos sentir que hay una mano en el hombro o que hay un hombro en la esperanza, en estos tiempos en los que el mundo parece empeñado en transformarnos en islas y volverse un archipiélago virtual. A veces tropezamos con un libro que hace todo esto y más, como "Historias verdaderas".
Haber trabajado en este libro me enorgullece. Me enorgullece el afecto que tengo por Norberto a quien considero un amigo, aunque no es este orgullo el que hace que diga cosas que no son de "Historias verdaderas", sino que es la calidad del libro que hoy presentamos lo que alimenta este orgullo y satisfacción.
Ustedes saben quién es Norberto Miranda y, a todo eso que ustedes ya saben y que no voy a destacar ociosamente, sepan agregar que además es un muy buen escritor."
Rubén Eduardo Gómez, director general de Vela al Viento Ediciones Patagónicas
"Pico Truncado es, para mí, un lugar de encuentro con amigos. Hace rato que ha dejado de ser solamente la Feria del Libro para convertirse en una fiesta de los afectos.
Bien sabemos lo que un abrazo de los amigos significa para el corazón y para el alma, y cada vez que llega esta fecha vuelven las sonrisas y las remembranzas. Es en este lugar de ensueño y de magia, donde conocí a Norberto Miranda, un hombre de convicciones, de sonrisa franca y sin dobleces, un hombre valiosísimo para la cultura de la región que nos fortalece, nos da ánimo para seguir adelante, nos apuntala y nos regala el ejemplo de su honradez y su bonhomía.
Cuando supe de su tarea en la Biblioteca -denodada, constante, consecuente, esforzada y también honrada, útil y de fuerte apuesta al futuro- supe también que ese amor por los libros no podía venir solito. Si bien no tenía certezas, intuía que ese contacto con la lectura y los libros más toda su vida rica en vivencias, experiencia y anécdotas de todo tipo, debían devenir en un escritor, al menos, en ciernes. El gérmen, el bichito de la pluma en la mano, debía estar latente en Norberto y esta "enfermedad" por escribir, por contar, por decir, que nos hace trastabillar entre palabras y signos, tenía que empezar a mostrar "síntomas" en algún momento.
No sé si a todos los que han tenido la fortuna de conversar con Norberto les pasa lo mismo, pero a mí me gusta mucho escuchar cuando cuenta alguna anécdota porque lleva el oficio del relator de historias en la voz, en los ojos, y en sus gestos. Siempre hay en sus relatos, algún refrán, algún dicho popular, alguna frase que surgió de la filosofía cotidiana tanto como alguna cita de lo que ha leído o de lo que ha escuchado, alguna referencia textual de lo que ha oído, y eso vuelve sus relatos atrapantes y también más fáciles de recordar.
Mucho de esto que les cuento de la forma de contar de Norberto está en este libro. Mucho del corazón y esencia de Norberto está en "Historias verdaderas". Sepan pues, que hay en el libro historias que pueden hacer que se sientan identificados o no, pero que no será posible que, después de su lectura, salgan indemnes. No hay ninguna forma de inmunizarse a priori de lo que propone su autor y que logra acabadamente, y que es que mientras dibuja una sonrisa con sus relatos llevándonos de viaje por su vida y los recovecos del alma, también siembra dudas para que pensemos nuestro tiempo, nuestro mundo y el por qué de algunos sinsentidos y de alguna certezas que también se ponen en tela de juicio. Porque muchas veces es tarea de un buen libro, ubicarse en la posición del espejo y devolvernos la mirada sobre nosotros mismos. A veces es tarea de un buen libro, interrumpir la tarea de los ojos abiertos que no ven, para transformarse en un catalejo o en un microscopio. A veces, es tarea de un buen libro el hacernos sentir que hay una mano en el hombro o que hay un hombro en la esperanza, en estos tiempos en los que el mundo parece empeñado en transformarnos en islas y volverse un archipiélago virtual. A veces tropezamos con un libro que hace todo esto y más, como "Historias verdaderas".
Haber trabajado en este libro me enorgullece. Me enorgullece el afecto que tengo por Norberto a quien considero un amigo, aunque no es este orgullo el que hace que diga cosas que no son de "Historias verdaderas", sino que es la calidad del libro que hoy presentamos lo que alimenta este orgullo y satisfacción.
Ustedes saben quién es Norberto Miranda y, a todo eso que ustedes ya saben y que no voy a destacar ociosamente, sepan agregar que además es un muy buen escritor."
Rubén Eduardo Gómez, director general de Vela al Viento Ediciones Patagónicas
lunes, 23 de febrero de 2015
sábado, 20 de diciembre de 2014
viernes, 5 de diciembre de 2014
El vuelo de las hojas de Gastón Quereilhac - Libros Fractales
Gastón Quereilhac Nació el 26 de septiembre de 1978, en Moreno, provincia de Bs. As., mudándose en los primeros años al barrio de Belgrano. Publicó el libro "Donde las flores se posan para ver" (2009 y en 2011 la segunda edición del mismo).
Ahora publica su segundo libro a través de los Libros Fractales.
domingo, 26 de octubre de 2014
viernes, 5 de septiembre de 2014
Presentación de "El Amor aun existe y otros cuentos", tercer libro de Ernesto Allende
El jueves 4 de septiembre, Ernesto Allende presentó su libro con un muy importante marco de público que acompaño con alegría la llegada del tercer título del escritor comodorense en el Ceptur de Comodoro Rivadavia.
Rubén Eduardo Gómez, director de Vela al Viento Ediciones, leyó estas palabras:
"Me senté a escribir estas líneas con
el recuerdo del querido Blas Tadeo Cáceres todavía dando vueltas por este
recinto. Pareciera que en estos días nos ronda la sombra de la que vendrá por
nosotros tarde o temprano. Sin embargo, como lo decía hace unos días en una
radio, prefiero recordar al querido Blas con su sonrisa, con su tono grave
generando el clima, como si tendiera la cama para que sobre ella descansaran
sus cuentos. Lo llevo así, conmigo, con su sonrisa, y a sabiendas de que su
libro nos permite volver a tenerlo con nosotros cada vez que lo necesitemos.
Esto pasa con los libros: nos
permiten sacarle la lengua a esa sombra, burlar al tiempo y que aquello que
tenemos para decir trascienda tiempo y espacio.
La primera vez que leí el libro de
Ernesto Allende y que hoy presentamos, no tenía título todavía. Me sorprendió
entonces, como en cada uno de sus libros, la simpleza con la que escribe
Ernesto, la simpleza para decir lo que quiere con sus propios recursos y, a su
vez, la sutileza de lo sencillo para contar. Digo que me sorprende porque la
simpleza y la sencillez no son fáciles de encontrar no sólo en la literatura,
sino ya en nuestra cotidianidad.
Nuestras vidas se ven abrumadas por
las complicaciones, las dificultades y los trámites, pero también por los
sobreentendidos y las dobles lecturas o las lecturas entre líneas que parece
que siempre hay que hacer para no caer en lo que a priori pareciera un lugar
común, o justamente para no parecer que sencillamente queremos decir eso que
decimos. Y con los sobreentendidos también pasa lo mismo, porque creemos que el
otro nos hace un guiño, nos lo dice a nosotros porque nosotros “sabemos”, así,
entre comillas.
Desde el título y la tapa elegida,
Ernesto nos dice. No se guarda nada para después. Cuando leí que el título era
“El amor aún existe…” lo primero que me pregunté fue ¿cuándo el amor dejó de
existir? ¿está acaso en extinción? Y después, cuando ese título se acompañaba
por el “y otros cuentos” pensé que Ernesto se refería a que aquella afirmación
de que “el amor aún existe” era un cuento, puro cuento. Eso de que el amor aun
exista es un cuento. Pero nada de eso era así.
Ernesto toma el tema del amor, uno
de sus temas recurrentes, pero en principio para recordar y homenajear a su
madre, para agradecer su vida, para hacer pie en esta tierra árida de
sensaciones y sentimientos y recordar los momentos felices de la infancia. Es
todo un desafío el que encara Allende al escribir sobre su madre, porque él
sabe que también el escribir sobre su madre es escribir sobre todas las madres
y que puede quedar en deuda. Sin embargo se notan en sus textos la necesidad y
la urgencia del decir, y que este decir sea sencillo y simple, directo, para
que ella pueda leerlo en este instante y también ayer y por supuesto, releerlo
mañana.
En este movimiento en la línea del
tiempo al que vuelve y va, viene e irá, navega como si este barquito de papel
fuera capaz de cruzar las tormentas del olvido, abrir una grieta que nos
permita a todos viajar en él, y volver a los inolvidables días de la infancia,
los días puros de la niñez, los días en que las miradas con mamá podían con la
noche y el frío, el miedo y el hambre, la angustia y las sombras de la soledad.
En ese brillo estaban las respuestas de todo el universo conocido y el que
necesitábamos en esos días en que los árboles eran enormes y en que ponernos en
puntas de pie muchas veces no alcanzaba para llegar hasta donde queríamos.
En “El Amor aún existe” es posible
viajar en el tiempo, nadar en los mares melancólicos de los diálogos eternos e
inolvidables, y también en los pantanosos terrenos de nuestros días con tanto
por denunciar y gritar, con tanto por disfrutar y abrir los ojos grandes, como
si fuéramos chicos, ojos como huevos fritos llenos de asombro e incredulidad.
Son estas letras de barrio, palabras
de ripio, tinta asfáltica también escritas en las líneas blancas intermitentes
de las rutas de los viajes de Allende por aquí y acullá, Conesa y Lima, el
Barrio San Martín y La Paz.
Lo que en definitiva es “El Amor aún
existe”, es un llamamiento a disfrutar de lo más preciado que tenemos, eso que
queda muchas veces debajo de lo urgente, apretado por los relojes que no son
propios, desdibujado por las preocupaciones que se nos imponen, manchado por
las escalas de valores que establecen lo que es exitoso o bien visto, nublado
por los mercados, las noticias, las cuentas, y los otros, porque lo más
preciado que tenemos muchas veces es lo que descontamos por cierto y no
cuidamos, lo más preciado que tenemos está ahí, al lado nuestro siempre,
prodigado por los que más queremos y nos quieren, y que cuando más lo
necesitamos está, porque de eso se trata el amor, porque el amor aún existe,
señoras y señores, y no es ningún cuento".
sábado, 9 de agosto de 2014
Una posibilidad, una lejana posibilidad: Feliz Día del Niño
Esa posibilidad de decidir qué se es tan sólo con el límite que da el conocimiento, mucho o poco, pero divertido. Esa posibilidad de avanzar sobre las identidades de las cosas y variarlas, cambiarles la fisonomía de manera tal de que un sillón pueda ser un barco o que una bicicleta sea un colectivo. Esa posibilidad de que una cajita de zapatos con una antena de una radio rota se convirtiera en una máquina electrónica capaz de teletransportarnos en el espacio, mientras la nave madre que construimos nos espera en la terraza de la casa de Claudio. Esa posibilidad de elegir la identidad del jugador de fútbol que seremos esa tarde y por un rato porque quizás más tarde seamos otro y otro y otro más. Esa posibilidad de que el baldío, la plaza, el patio se convirtieran en terrenos inexplorados, selváticos, caribeños, desérticos o espaciales una y mil veces y según la convención de un grupo. Esa posibilidad de elegir siempre ser el "bueno" y que el "malo" siempre sea un invisible ser inventado, pergeñado mutante que va cambiando sus poderes y apariencia según la dificultad que quisiéramos darle esa tarde. Esa posibilidad cada vez más lejana de ser astronauta, colectivero, explorador, pirata, cowboy, soldado, futbolista, arquero inexpugnable, banquero, comerciante, policía, doctor, científico, constructor, ingeniero, automovilista, mecánico, cuando uno quisiera y en el exacto momento en que uno lo deseara. Y que los lugares fueran como uno quería, con el orden o desorden que uno quería, es cada año más lejana.
Veo como perdemos esa posibilidad de jugar, de ser otros, de jugar a ser otros y de que otros jueguen con nosotros a hacernos creer que somos otros. Esa posibilidad de ponernos en los zapatos de otro y hacer eso que creemos que el otro hace bien y admiramos. Eso que nos gustaría hacer a nosotros y hacerlo con una sonrisa, divirtiéndonos, riéndonos con alguien más, compartiéndolo todo hasta los raspones y lastimaduras, los dolores y la preocupación, pero sabiendo que lo hacíamos porque era divertido y la pasamos bárbaro, y jugamos hasta que nos llamaron a comer.
Muy pocos saben jugar todavía. Muchos se están olvidando de sonreír y me parece que es porque se ajustan mucho las corbatas y se estiran mucho el pelo con las colas de caballo a la mañana, por eso debe ser. Se olvidaron que están jugando a ser otros y se convirtieron en el personaje que habían elegido de chicos, y crecieron y se les quedó el traje puesto. Se olvidaron de la posibilidad de cambiar. Esa posibilidad de ser el que quisieran.
A lo mejor, si les digo "Feliz Día del Niño" se despiertan y corren a buscar sus bicis-barco, bicis-colectivo, kartings-camiones, o triciclos-repartidores.
A lo mejor todo cambia y jugamos a ser los "buenos" otra vez, todos del mismo lado, y al malo lo inventamos para vencerlo todos juntos, porque el "malo" siempre fue una excusa para jugar mañana otra vez, todos en el mismo equipo, ¿o no?
Veo como perdemos esa posibilidad de jugar, de ser otros, de jugar a ser otros y de que otros jueguen con nosotros a hacernos creer que somos otros. Esa posibilidad de ponernos en los zapatos de otro y hacer eso que creemos que el otro hace bien y admiramos. Eso que nos gustaría hacer a nosotros y hacerlo con una sonrisa, divirtiéndonos, riéndonos con alguien más, compartiéndolo todo hasta los raspones y lastimaduras, los dolores y la preocupación, pero sabiendo que lo hacíamos porque era divertido y la pasamos bárbaro, y jugamos hasta que nos llamaron a comer.
Muy pocos saben jugar todavía. Muchos se están olvidando de sonreír y me parece que es porque se ajustan mucho las corbatas y se estiran mucho el pelo con las colas de caballo a la mañana, por eso debe ser. Se olvidaron que están jugando a ser otros y se convirtieron en el personaje que habían elegido de chicos, y crecieron y se les quedó el traje puesto. Se olvidaron de la posibilidad de cambiar. Esa posibilidad de ser el que quisieran.
A lo mejor, si les digo "Feliz Día del Niño" se despiertan y corren a buscar sus bicis-barco, bicis-colectivo, kartings-camiones, o triciclos-repartidores.
A lo mejor todo cambia y jugamos a ser los "buenos" otra vez, todos del mismo lado, y al malo lo inventamos para vencerlo todos juntos, porque el "malo" siempre fue una excusa para jugar mañana otra vez, todos en el mismo equipo, ¿o no?
"Microfilm" en la Feria del Libro de General Roca - Río Negro
vela al viento
ediciones patagónicas
invita a la presentación del libro
MICROFILM
de
Carlos Blasco
el sábado 9 de agosto de 2014
a las 18 horas
en el Espacio Cultural de la Feria del Libro
de General Roca - Río Negro
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